«Temo que nos meterá en otra guerra»: así piensan los votantes de un lugar clave para que Donald Trump llegara a la presidencia de Estados Unidos

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«Espero que Donald Trump no se convierta en un verdadero republicano; si lo hace, perderé todas las esperanzas».

Así resume Frank Pitcher, ferviente seguidor del actual presidente de Estados Unidos, el mayor temor que siente ante el gobierno del magnate inmobiliario.

A su juicio, los verdaderos republicanos no creen en la clase media. Pero Trump sí, y por esa razón votó por él.

«Lo respaldé por su propuesta de poner a los estadounidenses a trabajar de nuevo, dándoles oportunidades de ganarse la vida y sustentar a sus familias. Quiero que todo el mundo pueda vivir el sueño americano», dice este hombre de 50 años de edad que desde hace más de dos décadas trabaja en una planta de la automotriz Ford en Michigan.

Desde la cocina de su casa en la ciudad de Sterling Heights, donde se realiza la entrevista, se puede ver una vieja bandera de Estados Unidos colgando en la puerta de un depósito que tiene en el jardín.

«Tengo una bandera nueva, pero soy incapaz de botar o quemar la vieja», comenta. «Además, tal como está creo que representa bien el estado actual del país: roto y desgastado por tantas divisiones», señala.

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Pitcher se define como un elector independiente que siempre ha apoyado al que considera el mejor candidato sin importar su filiación partidista.

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Así, ha votado sucesivamente por Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y, ahora, por Trump.

Sus preferencias electorales se asemejan a las que han imperado en el lugar donde reside: el condado de Macomb, ubicado al norte de Detroit y que cuenta con una presencia mayoritaria de votantes de clase trabajadora pero de valores conservadores.

Desde que el republicano Ronald Reagan triunfó en esa región en 1984, se lo considera un termómetro de las tendencias políticas en Estados Unidos.

En las presidenciales de noviembre de 2016, Macomb fue más allá: resultó decisivo para la victoria de Trump en Michigan.

Gracias a los 48.348 votos de ventaja que aportó este condado, el republicano pudo superar con 10.704 sufragios a su rival demócrata, Hillary Clinton, en ese estado, uno de los cuatro que fueron clave para su arribo a la Casa Blanca.

Al cumplirse este sábado los primeros 100 días del inicio de la presidencia de Trump, BBC Mundo viajó a Macomb para conocer la valoración de sus ciudadanos sobre el nuevo gobierno.

El fantasma de la guerra

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La necesidad de recuperar la credibilidad internacional de Estados Unidos, «dañada por la falta de coraje» del gobierno de Barack Obama ante países como Corea del Norte e Irán, es una de las razones que llevaron a Lowell Kursinsky a respaldar la candidatura de Trump.

Si bien este votante republicano de 62 años de edad dice apoyar al 100% al nuevo mandatario, reconoce la existencia de peligros.

«No creo que Trump sea un belicista, pero hay potencial para que se produzcan conflictos en la escena internacional«, apunta Kursinsky, propietario de una plomería en la ciudad de Warren, una de las más grandes de Macomb.

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Jeff Gursick, un independiente pro Trump de 65 años de edad que regenta una tienda de alimentos en Sterling Heights, le pone nombre al temido conflicto: Corea del Norte.

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«Creo que debes mostrar tu fortaleza, pero hay casos en los que hay que saber calmar la situación y retirarse. Es mejor que causar un holocausto nuclear«, señala.

Aunque Brian Pannebecker, de 56 años de edad, afirma respaldar las recientes decisiones del mandatario en relación con el programa nuclear de Corea del Norte y con el conflicto en Siria, eso no le libra de preocupaciones.

«Mi miedo es que haya otro conflicto militar. No quiero que quedemos atrapados en otra guerra. Hay una línea delgada entre bombardear un aeropuerto en Siria y enviar fuerzas militares al extranjero«, apunta mientras desayuna en un Coney Island, un típico restaurant tradicional de esta zona del país en cuyo menú se mezclan hamburguesas y perros calientes con pitas y gyros.

El local queda frente a una gran planta de Ford, una de las grandes compañías de vehículos que durante décadas han generado miles de empleos en Macomb.

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Otros electores como Mary Ann Lacroix, quien votó por Hillary Clinton, también expresan inquietud ante un posible conflicto bélico.

«Temo que nos meterá en otra guerra, porque él actúa antes de pensar. Me da miedo encender la radio un día y escuchar que él ha iniciado un conflicto armado», expresa esta votante demócrata, de 65 años, que trabaja en una tienda de regalos en un centro comercial de Sterling Heights cuyos pasillos lucen casi desiertos, pese a que los comercios están abiertos.

El novato del año

Votantes como Pitcher, Pannebecker o Gursick admiten que existe una brecha entre las promesas que hizo Trump en la campaña y su gestión durante estos primeros 100 días de gobierno, algo que justifican por su inexperiencia.

«Al menos él ha tratado de hacer las cosas. Todo el mundo hace promesas, así es como consigues ser elegido. 100 días no son nada», señala Gursick, quien acusa tanto a republicanos como a demócratas de haber decepcionado a la gente en el pasado.

Michael O’Leary, propietario de un negocio de jardinería en Warren, comparte el rechazo a los partidos tradicionales y considera como una virtud de Trump el ser un hombre de negocios y el haber designado en el gobierno a otras personas «exitosas y con mucho dinero» procedentes del sector privado.

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    «Tenemos que alejarnos de los políticos profesionales», afirma tajante este elector independiente de 44 años de edad.

    Michelle, una votante demócrata que prefiere no dar su apellido y que en las elecciones votó por Trump, coincide en alabarle por su falta de experiencia política previa.

    «Me gusta que no sea un político de carrera. Esa es precisamente la razón por la que le apoyé», destaca esta mujer de 46 años que labora en un centro para veteranos de guerra en Sterling Heights.

    Voto en duda

    Michelle también respaldó a Trump para que derogara y reemplazara la ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, conocida como el Obamacare, pues las primas de su seguro médico se han incrementado sustancialmente desde que está en vigencia la reforma de salud.

    Esa promesa, sin embargo, por ahora ha quedado incumplida, tras el fracaso del proyecto de Ley de Salud Estadounidense que impulsó Trump, el cual tuvo que ser retirado del Congreso sin ser votado debido a que no consiguió suficientes apoyos en las filas del propio Partido Republicano.

    Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), la aprobación de esa norma habría dejado sin seguro médico a 14 millones de personas en su primer año de aplicación y no habría logrado el objetivo de hacer bajar las primas.

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      Para Albina Ariku, de 49 años de edad y encargada de una boutique en Sterling Heights, lo ocurrido fue una desagradable sorpresa.

      «Estoy muy decepcionada de que Trump no lograra derogar y reemplazar el Obamacare. Esa fue la razón por la que voté por él. Yo no tengo seguro médico. Necesito uno que pueda pagar. Estoy sana, pero uno nunca sabe. Necesitamos que presente un plan para que todo el mundo pueda tener seguro», dice esta inmigrante albanesa que vive desde hace 19 años en Estados Unidos.

      Ariku afirma que si las elecciones presidenciales se hicieran hoy, ya no está segura de volver a votar por Trump.

      «No he visto todavía ningún resultado. Él debería saber lo que va a hacer. Debe estudiar antes de hablar para no decir estupideces», agrega.

      David Schneider, propietario de una tienda de artículos de magia en la ciudad de Mount Clemens, donde tiene su sede el gobierno del condado de Macomb, también cuestiona la aparente tendencia de Trump a improvisar a la hora de hablar.

      «Él se reúne con líderes extranjeros sin haberse preparado y luego hace declaraciones que no tienen ninguna relación con los temas que se tratan. Es una vergüenza para nuestro país«, señala este elector independiente de 59 años de edad que votó por Clinton en noviembre.
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      El malestar hacia el nuevo gobierno alcanza a una parte de la numerosa comunidad de caldeos, cristianos procedentes principalmente de Irak, que apoyaron con entusiasmo la candidatura de Trump, pero que ahora están preocupados por su política de deportaciones.

      «Por primera vez en 7 años, la semana pasada despegó un avión hacia Irak transportando a miembros de la comunidad que estaban siendo deportados», relata Martin Manna, presidente de la Fundación Comunitaria Caldea.

      Manna explica que el área metropolitana de Detroit acoge a la mayor comunidad de caldeos fuera de Irak -unos 150.000- y que estos no tienen a dónde volver pues sus pueblos y ciudades en la provincia de Nínive, cuya capital es Mosul, fueron arrasados y tomados por el autodenominado Estado Islámico.
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      El hecho de que los caldeos estén siendo incluidos en los grupos susceptibles de ser deportados -unos 300 tienen orden de abandonar el país- ha hecho, según Manna, que algunos de ellos estén cuestionando su voto.

      Expectativas en pie

      Pero aunque las encuestas señalan que Trump llega a los 100 días de mandato con la tasa de aprobación popular más baja desde hace más de medio siglo (42%, según un reciente reporte de ABC News/The Washington Post), esos mismos estudios de opinión indican que 96% de sus votantes volverían a respaldarle.

      En el caso de Macomb, una investigación basada en un grupo de debate y realizada a mediados de febrero por el encuestador y estratega político Stanley Greenberg, quien ha estudiado el comportamiento electoral en ese condado desde 1984, demostró que los votantes de Trump no daban muestras de arrepentimiento.

      Algunos de estos electores expresan un apoyo inequívoco al mandatario.

      «Me gustan las cosas que ha hecho y los nombramientos en su gabinete. Mi única frustración es el largo tiempo que necesitó el Congreso para confirmar a los miembros del gobierno», señala Brian Pannebecker, quien pasó de creer en 2015 que «la candidatura de Trump era un chiste» a convertirse en un ferviente impulsor de la misma.
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      Según cuenta, en septiembre de 2016 se acercó a Trump durante un mitin en la ciudad de Novi, en el condado de Oakland (Michigan), para convencerle de que hiciera campaña en Macomb porque eso le garantizaría el triunfo en el estado.

      «Él se rió y me preguntó: ‘¿De verdad?’ Luego le dijo a sus ayudantes que quería venir. Lo hizo tres veces y ganó con una gran ventaja», rememora.

      Pannebecker espera que Trump cumpla con algunas promesas básicas como reducir los impuestos, reforzar las fuerzas armadas y asegurar las fronteras, especialmente la sur con la construcción del muro o algún tipo de barrera física.

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      No obstante, afirma sentir un gran respeto por los mexicanos y los latinoamericanos en general. «Ellos tienen una gran ética de trabajo y fuertes valores religiosos y familiares. Necesitamos que las personas que quieran venir a trabajar puedan seguir haciéndolo de forma legal», asegura.
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      Michael O’Leary también dice estar satisfecho con la gestión gubernamental. «Soy optimista. Creo que habrá un buen resultado y se arreglará un conjunto de cosas que no están como deberían. Trump realmente ama a su país», afirma y destaca las iniciativas impulsadas por el mandatario para mejorar la asistencia a los veteranos de guerra.

      Los asuntos relacionados con el mundo militar tienen gran peso en Macomb, donde se pueden varios monumentos en honor a las fuerzas armadas, así como instalaciones activas que generan numerosos puestos de trabajo, incluyendo una base aérea y una fábrica de tanques.
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      La propuesta de Trump de crear empleos en el sector de defensa, manufactura, infraestructura y automóviles, para revivir la economía y permitir resucitar el sueño americano, impulsan a Frank Pitcher a mantener su fe en el mandatario y en el país.

      «Ya ha hecho bastante: Ford anunció que creará miles de empleos en el país«, dice en referencia al anuncio de esa compañía de establecer una nueva planta en Michigan y cancelar los planes para construir una en México, después de que Trump amenazara con aplicarle grandes impuestos aduanales.

      «Antes de que apareciera Donald Trump, yo estaba empezando a perder mi entusiasmo por Estados Unidos», agrega.

      Los cuatro años por venir determinarán no sólo el resultado final del nuevo gobierno, sino cuánto apoyo conservará el magnate inmobiliario a fin de poder aspirar a una eventual reelección en 2020.

      Probablemente entonces, de mantenerse la tendencia histórica que ha prevalecido, Macomb también tendrá una palabra decisiva.

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