Bryce Harper no quiere que se le ponga límites. Tal vez sea capaz de superar su histórica temporada del 2015, cuando encabezó la Liga Nacional en jonrones (42), porcentaje de embasarse (.460), slugging (.649), OPS (1.109) y WAR (9.9). De paso, ganó de manera unánime el premio al Jugador Más Valioso del circuito.
Por otro lado, quizás el jardinero de los Nacionales pueda exceder los estimados de su próximo contrato, que sería después de la campaña del 2018 y que se proyecta para romper récords en términos de salario.
“Tengo tres años para jugar (antes de convertirse en agente libre). Tengo tres años para hacer todo lo que pueda en este juego”, dijo Harper. “Eso de los $400 millones o lo que sea que la gente ha hablado, pues no puedes ponerles un límite a los jugadores. No puedes limitar lo que hacen, sea dentro o fuera del terreno.
“Todo el mundo dice que el cielo es el límite. Pero hemos alcanzado la luna”.
Por supuesto, los entrenamientos de primavera representan el momento para tal optimismo, cuando luce posible cualquier cosa. Pero la rara combinación de la edad de Harper (23) y su producción aumenta aun más las posibilidades de lo que podrá lograr.
Durante una conversación con los reporteros, Harper habló una vez más sobre su altercado del año pasado con Jonathan Papelbon. Y dijo que era la última vez que tocaría el tema. El jardinero reiteró que los problemas entre él y el cerrador de Washington se resolvieron ese mismo mía y que el incidente fue exagerado en los medios.
A pesar de su sobresaliente temporada del 2015, Harper afirma que aún no se considera un líder en los Nacionales y que sigue dejándoles ese rol a veteranos como Ryan Zimmerman y Jayson Werth.
Harper calificó a los Mets como el equipo a vencer en el Este de la Liga Nacional. No quiso hablar de la posibilidad de unirse a los Yankees cuando se venza su contrato con Washington.
“Soy un Nacional”, expresó. “Eso es lo que quiero ser ahora mismo”.
El toletero mencionó el entusiasmo de contar con nuevas figuras en el clubhouse de los Nacionales, incluyendo al manager Dusty Baker, quien ha dirigido a peloteros JMV como Barry Bonds y Jeff Kent.
“No le estoy poniendo limitaciones y tampoco le estoy poniendo presión”, dijo Baker. “Simplemente voy a dejar que él sea Bryce. Lo mejor que puedo hacer es dejar que sea el mismo. Eso debe de ser suficiente”.
La llegada de Harper a los entrenamientos culminó una temporada muerta bien movida para el joven. Recibió su premio al JMV en Nueva York en medio de una nevada histórica; asistió al Super Tazón 50 a la vez que conoció a la futbolista Abby Wambach y al estelar de la NBA Steph Curry; y conoció a los pilotos de NASCAR Dale Earnhardt Jr. y Jimmie Johnson en la carrera de las 500 Millas de Daytona.
Además, Harper repitió su régimen de ejercicios de hace un año, ya que dicho programa le ayudó a mantenerse en salud durante todo el 2015-una de sus expresas metas para esta temporada. De hecho, la campaña pasada fue muestra de que Harper es capaz de jugar todo un año libre de lesiones y que con eso llegarán los resultados en el terreno.
Y quizás ahora el “límite” que quiera Harper sobrepasar es lo lejos que puedan llegar los Nacionales en el 2016.
“Sólo quiero ganar. No me importan los galardones, los números ni nada de eso”, dijo. “Simplemente quiero ganar juegos y hacer todo lo posible por llegar al próximo nivel”.