El cisma de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania fue reclamado por las bases, afirma su portavoz

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La rama de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania que estaba todavía afiliada a la égida de Moscú y que rompió sus lazos con el patriarca ruso afirmó que no podía mantener su silencio frente a la connivencia entre el líder religioso y el Kremlin, afirmó el sábado su portavoz. 

El obispo Kliment recibió a AFP en la Laure des Grottes de Kiev, un imponente monasterio con paredes blancas y cúpulas doradas, donde reinaba la calma a pesar de la revolución que agita la Iglesia Ortodoxa ucraniana. 

La víspera decidió romper definitivamente todos los lazos con Rusia después de siglos de historia común, debido a un profundo desacuerdo con su patriarca sobre la guerra en Ucrania.

«Condenamos y nos disociamos de los comentarios sobre la agresión rusa en Ucrania realizados por el patriarca Kirill», el jefe de la Iglesia rusa, declaró el religioso ucraniano.

«El mandamiento +No matarás+ no puede tener otra interpretación (…) y es difícil comprender las justificaciones o el silencio del patriarca moscovita sobre la tragedia actual», añadió. 

Poco después de la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero, Kirill había retomado los argumentos del presidente Vladimir Putin en su nombre, evocando una lucha contra las «fuerzas del mal», opuestas a la «unidad» histórica entre Rusia y Ucrania.

Esta posición, repetida en varias ocasiones, suscitó revuelo entre los fieles ucranianos que, según el obispo Kliment, han sido los motores del cisma.

«Desde hace años, se sufren presiones del Estado» ucraniano para un cisma con el patriarcado de Moscú, pero «hoy hay una necesidad, una demanda en la sociedad de la Iglesia», destacó.

– Estatuto único –

Esta petición también provenía de los territorios separatistas prorrusos, aseguró.

«El concilio fue seguido por representantes de todas las diócesis, entre ellas las del este», y su decisión «se transmitirá a Crimea y Donbás. Esto impondrá valor y sabiduría a los sacerdotes de estas regiones si quieren preservar la unidad de la Iglesia y no perder su rebaño», reconoció el portavoz. 

Pero para él es esencial que su Iglesia se mantenga en estos territorios, «porque a menudo sirve de puente a las autoridades ucranianas» para negociar «el retorno o el intercambio de prisioneros de guerra, la entrega de ayuda humanitaria u otros temas importantes».

En estas zonas, donde todos los canales políticos están cortados, «el estatuto único de la Iglesia Ortodoxa ucraniana es muy práctico», insiste. 

Una parte de la Iglesia ucraniana, representada por el Patriarcado de Kiev, ya había roto con Moscú debido a su anexión de Crimea y su apoyo a los separatistas prorrusos en Donbás, y había jurado lealtad en 2019 al patriarca Bartolomé, con sede en Estambul.

Según el obispo Kliment, los sacerdotes de la rama moscovita no tienen intención de hacer lo mismo.

En cuanto a las relaciones con sus hermanos ortodoxos, «dependerá de su posición», pero «su actitud no es constructiva», dijo, dando a entender que un acercamiento no es inminente. 

Mientras tanto, su Iglesia deberá dedicarse a explicar la decisión a sus fieles.

A la salida del servicio el sábado, las opiniones seguían divididas. «Esperaba esta ruptura y la apoyo, porque la Biblia dice que no hay que matar», declara Sergei, de 37 años.

Liudmila, de 65 años, espera que los sacerdotes dejen de rezar por el patriarca Kirill durante las misas. «Es demasiado horrible y ofensivo», afirma.

Pero Olena, de 40 años, está «preocupada». Espera que su Iglesia no renuncie al uso de la lengua rusa para la liturgia. «Esto une el cuerpo y el alma y nos ha dado fuerza durante siglos», subraya.

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