AL FILO DE LAS NOTICIAS
Grupos de malhechores haitianos han estado llegando a “tierra de nadie”, una franja dominicana que colinda con la parte haitiana y en la cual, al parecer, fueron retenidos durante dos horas varios prominentes médicos y sus acompañantes en viajes de aventura en motos.
El gobierno resbaló cuando se denunció el caso por la emisora Z-101. En lugar de repudiar el hecho, tardíamente ordenó una investigación a cargo del Ejército de la República Dominicana, ya que dos soldados de ese cuerpo contemplaron la acción de los haitianos y no intervinieron.
Esa lentitud de las autoridades, particularmente del ministro de las Fuerzas Armadas, teniente general Rubén Paulino Sem y del de Interior y Policía, José Ramón Fadul, se nota con frecuencia cuando se producen abusos contra los civiles especialmente por parte de la Policía Nacional.
Con brutalidad
La Policía, se ha dicho antes, ha llegado a niveles de brutalidad comparables con los de las peores jefaturas durante los 12 años de gobierno de Joaquín Balaguer, época en la cual señoreaba el famoso teniente Juan María Arias Sánchez, el que mató al periodista Gregorio García Castro. La parte alta de la ciudad era terreno suyo.
Paulino Sem, al conocer el hecho, ordenó al J-2 de su institución y al G-2 del Ejército Nacional hacer una investigación sobre las denuncias, cuyo portavoz fue el reconocido médico Pedro Ureña.
La investigación no se ha dado a la publicidad, pero sí comentarios del oficial.
Lo que había dicho originalmente el doctor Ureña era que un grupo de haitianos lo acorralaron a él y compañeros y los mantuvieron retenidos, al parecer para pillar sus motos, dentro de territorio dominicano y en presencia de dos soldados del Ejército.
¿Mintió el doctor Ureña?
A menos que se acuse al doctor Ureña de mentir, es obvio que los soldados no intervinieron aunque estaban bien armados para imponer el orden, ya que el incidente se producía en el territorio dominicano, y para eso estaban por la frontera en su patrulla.
El ministro Paulino Sem pudo haber sido tachado de cínico cuando declaró el pasado jueves que los soldados, que señaló el doctor Ureña que estaban presentes, “cumplieron con su deber”, lo que deja en el entorno de la mentira la denuncia del médico especialista en cardiología.
“Los militares apostados en la frontera hicieron su trabajo. Si nos damos cuenta, los médicos no tienen ni siquiera un arañazo. O sea que nuestros soldados hicieron su trabajo… hicieron su trabajo”. En ningún momento se refirió a la investigación que ordenó.
Ante esas declaraciones, el doctor Ureña, que al parecer no fue tomado en cuenta en la investigación dijo: “Luego de ver las declaraciones de nuestro ministro, rectifico. Gracias a nuestro Ejército por su valiente defensa de nuestro grupo. Propongo una medalla al valor demostrado y exhorto a todos los dominicanos a visitar esa zona tan bien protegida”. Ironía cardiológica.
Ayer, el jefe del Ejército, mayor general Gonell, dijo que están avanzadas las investigaciones sobre el incidente de la frontera entre la turba y los médicos dominicanos que hacían turismo de aventura. Se preguntaría cualquiera: ¿para qué si el ministro adelantó las conclusiones?
A la reputación del gobierno del presidente Medina le hace daño que ocurran tantos incidentes en que agentes policiales, y a veces también militares, muestran la brutalidad que cubren esas instituciones, sobre todo la primera. Incorregible institución.
Haití cuida los suyos
El pasado 18 de agosto el presidente de Haití, Jovenel MoÔse denunció “una violación territorial”, que fue un incidente ocurrido al parecer en el lado dominicano de la frontera Elías Piña-Belladére. MoÔse pidió a sus autoridades “tomar las medidas apropiadas para respetar la integridad territorial”.
Es claro que el Presidente haitiano reaccionó apresurado por “twitt” al primer informe que recibió y que le aseguraba que soldados dominicanos penetraron del lado haitiano e hicieron varios disparos, que habrían sido respondidos no se dijo nunca si por soldados de su país o por bandidos.
Luego de eso, ni el gobernante haitiano ni su Cancillería hicieron mención del caso, en lo que pareció un traspiés de MoÔse que está asediado por protestas de los opositores.
Hay quienes creen que los haitianos valoran poco el esfuerzo que hace el presidente Medina para mantener la armonía binacional.
La situación que está viviendo Haití actualmente es muy delicada, porque las masas de la oposición, cuyos líderes fueron la mayoría en la primera vuelta de la última elección, han decidido tomarle cuenta a MoÔse y a su mentor el expresidente Martelly.
Aparte está el bandidaje callejero, la falta de seguridad, el contrabando y el narcotráfico, temas que fueron tratados ayer durante una reunión de los altos mandos militares dominicanos y de la Policía de Haití.
Haití es víctima de acciones de terror callejero y de gangas, muchas de las cuales la integran haitianos deportados desde Estados Unidos y que no se han regenerado. Algunos han cruzado la frontera hacia la República Dominicana, pero al parecer las autoridades de Migración no tienen registros.
USA advierte de viajes
El Departamento de Estado, casi coincidiendo con el incidente en la frontera dominicana, recomendó mediante una nota de la embajada en Santo Domingo, que sus empleados eviten los viajes terrestres a Haití desde territorio dominicano.
Además informó que la embajada norteamericana en Puerto Príncipe, la capital haitiana, instruyó a sus diplomáticos mantenerse en un radio de 15 millas de la capital. Esas advertencias se producen luego de manifestaciones para exigir clarificar los negocios que se hicieron con Petrocaribe durante el régimen de Martelly.
“Si viaja por tierra considere viajar en caravanas de dos vehículos, si es posible. Si encuentran una calle bloqueada, desvíese y diríjase a un lugar seguro”, expresa la nota norteamericana.
La situación de Haití tiene un deterioro muy grande. Hay gangas que secuestran y roban en las diversas barriadas. El jueves pasado se informó que unos diez cadáveres habían sido encontrados en el sector populoso y paupérrimo La Saline.
Con tantos acontecimientos infortunados, la Policía de Haití, entrenada en Ecuador, no cuenta con los efectivos para cubrir todo el país y frecuentemente tienen miedo de enfrentar turbas callejeras que salen armadas de fusiles, colines y punzones. Se trata de gente sin trabajo, merodeadores que saltan de sus tugurios ante el menor grito de la calle.
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